Héctor Juanatey
Tenían dos opciones. En un año en el que han surgido con fuerza movimientos ciudadanos como el 15-M, el Gobierno y la mayor parte de la clase política podían corregir sus pasos o, por lo contrario, continuar en la senda de los oídos sordos. Y han escogido la segunda opción. Cuando desde las calles se les pide que potencien la participación de la ciudadanía en las decisiones importantes, ¿qué hacen? El Ejecutivo anuncia, con el apoyo de la oposición —llevan pidiéndolo mucho tiempo—, una reforma de la Constitución sin referéndum para limitar por ley el déficit público. Y eso sin tener en cuenta que se trata de una medida impuesta desde fuera. La pidieron la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una reunión hace unos días en la que, al parecer, decidieron qué debía hacer toda Europa.
Se les reclama también una mejora de la ley electoral para que esta sea verdaderamente representativa, proporcional y no perjudique a ningún partido político. ¿Qué hacen? Reformar la legislación para introducir —sin predicarlo mucho y con la letra pequeña— la obligatoriedad de que todos los partidos sin representación parlamentaria recojan las firmas del 0,1% de los electores inscritos en el censo de cada circunscripción por la que quieran presentarse. Ponen, en resumen, más obstáculos.
También se les demanda una mayor seguridad en el empleo y garantía de los derechos laborales. ¿Qué harán? Suspender, según el borrador de real decreto de medidas laborales que el Gobierno aprobará el viernes, la prohibición de unión de contratos temporales. Durante dos años, una persona podrá acumular un contrato temporal tras otro sin que nadie tenga la obligación de hacerle fijo.
Así funcionan las cosas en la senda de los oídos sordos.
Extraído de: http://www.escolar.net/MT/archives/2011/08/la-senda-de-los-oidos-sordos.html
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