sábado, 3 de enero de 2009

José Antonio Labordeta, "Canto a la libertad"

CANTO A LA LIBERTAD - José Antonio Labordeta

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.

Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.

Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.

Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.

Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.


"Nací en Zaragoza en el año 1935, en el seno de una familia pequeño-burguesa e ilustrada. En mi casa igual se leía a Virgilio que a Lautremont. Tuve una infancia secretuda y llena de escondites donde guardaba mis ansias de ser un hombre. No fui buen estudiante pero sí buen amigo de mis amigos. De mi hermano Miguel heredé el ansia de escribir y de mi hermano Manuel la de cantar. ¡Él sí que cantaba bien!  

De mi padre heredé los silencios y de mi madre la desconfianza hacia el ser humano.  
Escribí versos, me reí con mis amigos y el franquismo me puso la cara seria hasta tal punto que, durante unos años, olvidé el reírme. Tan tarde empecé que ahora mi risa es un rictus un tanto conejil.  

Un día me puse a cantar, pero nunca me lo tomé muy en serio porque estaba convencido de que ése no era mi oficio.  

Oficié en Andalán con unos colegas inconscientes y seguí convencido de que lo mío era pasear por las mañanas en la zaragozana gusanera. A mis veintitrés años vi por primera vez el mar, desde lo alto del Campamento de Milicias Universitarias de Castillejos. Desde allí descubrí el cabo de Salou. Luego vi el Cantábrico y entendí a los poetas ingleses.  

Ahora sólo me produce intranquilidad el fax. Lo demás, a mi edad, ya casi lo tengo todo controlado, menos la vida, naturalmente". (Solapa de Tierra sin mar,1995)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué grande es este Labordeta. Todavía me pone los pelos de punta esta canción.

Marisa Peña dijo...

Ayer lo vi en informe semanal y me emocionó profundamente. "habrá un día..." A mí también, como a Eusebio me sigue poniendo los pelos de punta. En el homenaje a los presos republicanos la cantó y fue emocionante oír su voz profunda resonando en tantos corazones.