miércoles, 2 de enero de 2008

Estamos leyendo: "Maestros de la República"

"Maestros de la República", de María Antonia Iglesias (Ed. La Esfera de los Libros). Subtitulado "Los otros santos, los otros mártires".



Fragmentos del Prólogo de José María Maravall: "Víctimas y verdugos":

«Es difícil imaginar un contraste mayor que el que existió entre estas víctimas y sus verdugos. Por un lado, la dignidad y la humildad personales; un altruismo expresado en el compromiso de proporcionar a los niños y las niñas un futuro mejor a través de la escuela. Por otro, el rencor, la crueldad, la obsesión por exterminar.»

«Conocíamos ya la historia, pero el libro le da una vida de tremenda fuerza. Sabemos el papel de la educación y la cultura en el proyecto inicial de la Segunda República, antes de que fuera destruido por unos y otros.Y también que el objetivo de acabar con el progreso educativo y cultural fue fundamental en la insurrección del 18 de julio de 1936.»



«Por detrás de los asesinatos, de la crueldad, el dolor y el miedo, existía la política del franquismo: una campaña sistemática de erradicación de la política educativa y cultural de la República.»

«La Iglesia jugó un papel fundamental en la represión y la depuración del magisterio. Yo creo que básicamente por el papel que los maestros de la República jugaron en la aplicación de la normativa sobre la supresión de la enseñanza religiosa, cuando se apartó de las funciones educativas a las congregaciones religiosas. Por eso bastantes miembros del clero de la Iglesia católica jugaron un papel fundamental en la represión. En los archivos provinciales de Cádiz y en los municipales se conservan pruebas de la intervención que tuvieron los clérigos, las denuncias concretas que pusieron, básicamente contra maestros. En la enseñanza, cuando se pusieron en marcha las comisiones de depuración, uno de los requisitos que establecía el procedimiento para la depuración era el informe que tenía que presentar un cura párroco sobre la actuación de ese maestro (...). En el caso de don Teófilo hay un informe del párroco de la iglesia de Jerez en el que hace una relación de maestros, que le solicita la Comisión de Depuración. (Testimonio de Manuel Santander, profesor de la Universidad de Cádiz e Inspector de Educación, sobre el fusilamiento en agosto de 1936 de Teófilo Azabal, maestro en Jerez de la Frontera. El párroco, Francisco Corona, lo era de la iglesia de Sanntiago y la Victoria, en esa ciudad).»

«Eso era el nacional-catolicismo. En el terreno de la educación y la cultura, el aniquilamiento de la tradición humanista, liberal y reformista. Paralizó durante largos años la construcción de escuelas; el magisterio fue diezmado; la enseñanza pública fue maltratada porque era vista como el germen del mal «laizante»; se fomentó la desigualdad entre centros y alumnos; el adoctrinamiento fue inmisericorde. Recuérdense las palabras del catecismo Ripalda: «¿Hay otras libertades perniciosas? Sí señor, la libertad de enseñanza, la libertad de propaganda y de reunión. ¿Por qué son perniciosas esas libertades? Porque sirven para enseñar el error y propagar el vicio». Así fue la educación bajo el franquismo. Después de concluida la guerra, en 1943, el ministro de Educación, José Ibáñez Martín, declaraba ante las Cortes que «lo verdaderamente importante desde el punto de vista político es arrancar de la docencia y de la creación científica la neutralidad ideológica y desterrar el laicismo, para formar una nueva juventud, poseída de aquel principio agustiniano de que mucha ciencia no acerca al Ser Supremo». El concordato de 1953 entre el Estado español y el Vaticano confirmó el monopolio católico sobre la educación española.»

«Para configurar la educación bajo el franquismo, los maestros republicanos tenían que ser eliminados.Así fue desde el inicio de la guerra, como este libro muestra. Sabemos que después de la guerra las purgas continuaron de forma masiva. No sólo entre los maestros, claro está. La legislación sobre Responsabilidades Políticas y de Represión de la Masonería y el Comunismo condujo a una depuración muy extensa.»



«"Recordar para no repetir": ése ha sido un lema político en muchas nuevas democracias tras la caída de las dictaduras. El lema implica concordia, pero también exige no olvidar. En esto consiste lo que se ha llamado "memoria histórica". Posee, por un lado, un contenido moral imprescindible, de respeto y homenaje a las víctimas. Y, por otro lado, la importancia política de evitar que, falseando la historia, los franquistas y sus herederos socaven la democracia. Ése es el valor del recuerdo, mantenido vivo durante décadas por personas como las que hablan en este libro.»



La autora, María Antonia Iglesias, en su prólogo, anticipa algunos episodios:

«En Jaraiz me contaron los alumnos del maestro fusilado, que hoy son ancianos pero tienen la memoria viva, cómo ellos, que eran chavalitos, iban llorando detrás del maestro cuando lo detuvieron.»

Seguiremos informando.


Compárese:
http://olvidatuequipaje.blogspot.com/2008/01/fraga-cree-que-franco-sent-las-bases-de.html

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vamos a recordar los 2 lados de la historia, no siempre el rojillo: Si hubiese perdido Franco, ¿qué hubiesen hecho ellos? Que apedreaban a la gente sólo por ir a la Iglesia, estos cultos republicanos arrasaban de forma masiva sin preocuparse por el valor de las cosas, ni por supuesto de las personas. Pero los clérigos malditos fueron peores.¿Por qué? Porque Franco oficialmente ganó la guerra. Se cometieron muchos errores en la posguerra. Pero lo que está claro es que se establecían normas (que no defiendo que fuesen justas), y si no las seguías sabías lo que te iba a pasar. Si se sabe que se está en una dictadura, y se quiere sobrevivir, pues sé listo. ¿Franco al final murió, no?
Sin ánimo de ofender a las víctimas del régimen franquista, ni a los pobres profesores inocentes que murieron durante y después de la guerra al no tener el mismo punto de vista que la Iglesia y el Gobierno. Sólo creo que sería interesante leer una memoria histórica menos subjetiva, ni roja, ni blanca...

A Maria Antonia: En las guerras nadie gana, todos pierden. Lo que debemos hacer es olvidar y perdonar.

Un abrazo a todos los resentidos de la guerra.

¡Saludos al resto!

Anónimo dijo...

Anónimo, no se cometieron "errores", sino brutalidades y matanzas. No sabemos lo que habría sucedido si hubiese ganado la República, pues nunca ha de hacerse historia contrafactual; lo que sí sabemos es lo que ocurrió tras el golpe fallido de Sanjurjo -que pretendía ser algo muy parecido a lo que fue después el de Franco- en 1932: nada. La II República apenas tomó represalias. Eso ya nos lleva a hacernos una idea, ¿no cree?

En cualquier caso, a Arximiro Rico, maestro católico, lo mataron de la forma más brutal y antes lo torturaron vilmente y así a otros tantos. Y no sólo fueron "bárbaros" que actuaron al margen de la ley, sino que los tribunales franquistas aprobaron condenas a una muerte atroz con la única explicación -literal- de que los condenados eran "fusilables". Esa gente no había hecho NADA, ni siquiera había estado en el frente. Ni siquiera tenían ideas "rojas". Sólo eran personas que desafiaban el monopolio del poder por parte de la Iglesia y los caciques, que querían que el pueblo fuese ignorante para poder controlarlo mejor. Y esa ignorancia peligraba con maestros como Arximiro, por eso los odiaban y los eliminaron.

¿"Ser listos"? ¿Me quiere decir usted que quienes trataban de escapar de la muerte ocultándose o incluso arriesgándose a dejarlo todo y marchar del país, sin las manos manchadas de sangre sino de tinta, y eran conducidos irremediablemente al patíbulo pretendían desafiar a la dictadura? Haga el favor de informarse antes de banalizar sobre temas que han de tomarse muy en serio.

En la historia no hay buenos ni malos, pero sí víctimas y verdugos y la Guerra Civil es un claro ejemplo de ello. No hay olvido ni hay perdón; no hay olvido porque jamás olvidaremos a los inocentes que murieron -muchas veces por nada-; no hay perdón porque los responsables de ello y sus herederos JAMÁS lo han pedido.

Me figuro que usted repetirá lo que le han contado en su casa o ha visto en según qué medios de comunicación, pero no se puede hablar de algo que no se conoce. Le recomiendo que se lea alguna obra seria -de historiadores que al menos tengan la carrera, así que ya puede ir descartando a Pío Moa y sus reaccionarios amigos- o que si tiene la oportunidad asista a alguna clase o conferencia. Es un tema escalofriante, pero merece la pena conocerlo.

Por si le interesa, le recomiendo un par de obras:

- De Julián Casanova, uno de los principales investigadores del franquismo en España, puede leer cualquier título; por darle alguno a nivel general, recientemente ha coordinado con Paul Preston (un auténtico experto en historia de España fuera de nuestras fronteras) La Guerra Civil española, aunque es particularmente interesante La Iglesia de Franco.

- Víctimas de la Guerra Civil, de Santos Juliá, otro de los expertos en la materia. También tiene otras publicaciones que igualmente pueden serle útiles.

No añado otro tipo de obras -literarias, estudios monográficos, conmemoraciones de las víctimas- porque creo que es mejor que si quiere empezar a investigar sobre el tema se centre en libros más generales.

Si he invertido tiempo en escribirle este mensaje es porque hay mucha gente con la conciencia manchada de sangre inocente que pretende "tapar" lo que pasó con frases generalizadoras y de falsa reconciliación como las que usted ha citado -"no hubo buenos ni malos", "los dos bandos cometieron atrocidades", "hay que olvidar y seguir adelante"...-. Quienes las promueven saben bien lo que hacen: mucho daño. Mucho daño al recuerdo de las víctimas fusiladas en las tapias en los cementerios, torturadas y vejadas antes, obligadas a cavar su propia fosa; y mucho daño a quienes perdieron su juventud, a sus seres más queridos, y aún hoy siendo ancianos se han de oír que tienen que "olvidar y perdonar" a los verdugos.

(Continúa)

Anónimo dijo...

(Continuación)

Por ellos es por quienes muchos seguimos luchando desde el conocimiento, el rigor histórico y la honradez intelectual -todo ello va más allá de opiniones "rojas", como usted las llama-. No pretendemos sacar de sus tumbas a los asesinos ni perseguir a sus descendientes, sino únicamente otorgarles a los asesinados y a sus familias y allegados la DIGNIDAD que jamás debieron perder.

Espero que esto le haya servido al menos para tener una segunda opinión sobre el tema. Por el tono de su mensaje me ha parecido usted una persona educada y respetuosa y sencillamente mal informada. Por eso le mando ante todo un cordial saludo.

No he dedicado hasta ahora una sola palabra al autor del blog, porque poco tengo que añadir a su entrada. Únicamente quisiera mandarle un fuerte abrazo y darle las gracias por difundir estas viejas, pero jamás olvidadas historias. Mucha suerte y a seguir adelante.