domingo, 27 de enero de 2013

Yo desobedezco. ¿Y tú?


Excelente artículo de Esther Vivas que recomiendo.

Yo desobedezco. ¿Y tú?
Esther Vivas

Desobedecer. No queda otra. Frente a leyes y políticas injustas, la única opción es la desobediencia. Así lo comparten cada vez más sectores de la sociedad. "La desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad" señalaba Henry D. Thoreau, y más aún cuando, como ahora, las leyes se hacen día tras días más inaceptables y cuando el propio poder incurre en ilegalidades permanentes para protegerse. Ocupar plazas, bancos, supermercados, hospitales, inmuebles..., no pagar el euro por receta, los peajes, el aumento de las tarifas del transporte público... se ha convertido en algo cotidiano. Y no sólo para quienes llevan a cabo dichas acciones, sino, también, para una mayoría social que, desde sus casas, apoya estas prácticas y se identifica con ellas.

La corrupción, la impunidad, las puertas giratorias entre lo público y lo privado, y el expolio colectivo que estamos sufriendo se daba ya antes del inicio de la gran crisis, pero ésta ha puesto blanco sobre negro la cruda realidad y la desposesión masiva a la que nos somete la oligarquía financiera. Antes se podía mirar para otro lado o incluso sentirse ilusoriamente partícipe de la "fiesta" del capital, ahora resulta imposible. Las cortinas de humo se han desvanecido y el sistema se muestra tal cual, sin tapujos. 

Esther Vivas

Hay quienes preguntan para qué sirvió el 15M, que si mucho ruido y pocas nueces. Pero la deslegitimación tan grande que sufre hoy el Régimen surgido de la transición, los partidos políticos convencionales y las instituciones no es sólo "mérito" de aquellos que nos han conducido a la presente situación de bancarrota sino, y muy especialmente, de esa marea indignada que a partir del 15 de mayo del 2011 ocupó, sin pedir permiso, el espacio público. El malestar cristalizó entonces en forma de un desafío sin precedentes a "políticos y banqueros". Y a partir de allí, la "democracia", la Constitución, la Monarquía... han visto su legitimidad erosionada. Atrás quedan los tiempos en los que estas instituciones eran prácticamente incuestionables.

La ocupación de plazas fue en si mismo un acto de desobediencia civil masivo, en el que los de abajo se reconocieron como mayoría social y retaron a los de arriba. Desde entonces, la desobediencia nos acompaña. No es que no existiera antes, simplemente se ha multiplicado y su audiencia amplificado. Cuando desahucian diariamente a 532 personas, mientras entre tres y seis millones de viviendas permanecen vacías, ocupar domicilios para darles un uso social se convierte en un derecho, ilegal pero legítimo. Cuando un millón de personas son estafadas por las preferentes, se bloquean y se ocupan bancos para exigir que los ahorros de toda una vida, ahora robados, sean devueltos. Cuando nos recortan en sanidad y educación, ocupamos, entonces, hospitales, ambulatorios y escuelas en defensa de lo público. 

El "no pago" se ha extendido, también, como modo de protesta. No pago el transporte público tras el aumento abusivo de tarifas, no pago en Catalunya el "atraco" de los peajes, no pago el "repago" del euro por receta o la propuesta ahora de no pagar en Barcelona el aumento de la tasa del agua... No pagamos porque hemos pagado demasiado, mientras unos pocos no han pagado nada y saquean nuestros bolsillos para saldar sus deudas privadas. 

A pesar de que el Gobierno intenta criminalizar la protesta, no le está resultando nada fácil, porque la "mayoría silenciosa", a la que el presidente Mariano Rajoy agradecía su silencio tras la acción del 25S Rodea el Congreso, está más de acuerdo con aquellos que se indignan y desobedecen que con quienes ajustan y recortan. Así lo han señalado las encuestas de varios medios de comunicación, poco susceptibles de ser considerados "antisistema". Quizá las movilizaciones han perdido masividad, pero el malestar persiste y una mayoría social se reconoce en ellas.

La desobediencia, como bien ha demostrado la historia, ha permitido conseguir avances en su momento inimaginables. ¿Qué sería del derecho a voto de las mujeres sin las sufragistas, de los derechos civiles en Estados Unidos sin Rosa Parks o de la abolición del Servicio Militar Obligatorio aquí sin los insumisos?. Nada de todo esto se hubiese conseguido. Hoy, como ayer, el futuro es de quienes creen en el nosotros y desobedecen.


*Artículo publicado en Público, 25/01/2013.
+info: www.esthervivas.com

Para saber más sobre Esther Vivas, puedes escuchar la entrevista que le hicimos hace no mucho:


domingo, 20 de enero de 2013

Entrevista ("entrebestia") con Kalvellido


Nuestra amiga y reputada periodista y escritora Enriqueta de la Cruz entrevista a nuestro amigo y reputado dibujante ("debuante de mielda" se define él) Kalvellido.

No es poco.


Además, es el inicio de toda una serie de entrevistas que hacen falta en la comunicación actual.



¿Sería este un momento de la "entrebestia"?

sábado, 19 de enero de 2013

18-1-13: Chicho S. Ferlosio, juglar libertario y satírico (2º parte)

Reincidimos, y dedicamos el programa a la figura de Chicho Sánchez Ferlosio, cantautor anarquista, de los que no tienen pelo s en la lengua (como nos gusta a nosotros). Tan desconocido para el gran público como necesario. El Brassens español.




También disponible, con más calidad de sonido, y sin publicidad en:


(Si este programa te gusta, compártelo con tus contactos.)

jueves, 10 de enero de 2013

Próximo programa: la situación de las bibliotecas


Amigos-as, mañana, miembros de los colectivos "No a la privatización de la Biblioteca Nacional" y "Plataforma contra el canon bibliotecario", participarán en OLVIDA TU EQUIPAJE. Será un programa dedicado a la situación de las bibliotecas. 


"Olvida tu equipaje", los viernes de 19 a 20 horas en Radio Utopía, 102.4 FM y en www.radioutopia.es

domingo, 6 de enero de 2013

Lo que llega a urgencias: heridas con gusanos, úlceras y gangrenas, consecuencia del deterioro social


Pais Valenciá: Aumenta el número de personas mayores que llega al hospital con serias ulceraciones en la zona del sacro y heridas gangrenadas  
 
  Urgencias cada vez más graves y al límite  

  2013-01-06  
 
Aunque están más que habituados a ver a diario la parte más más descarnada de la vida, profesionales de las urgencias hospitalarias han empezado a constatar que en los últimos meses las personas que acuden a este servicio de puertas abiertas las 24 horas presentan una situación de mayor degradación física, hasta el extremo de volver a ver casos que no se contemplaban desde hacía décadas, como son las heridas con gusanos, ulceradas e infectadas en personas mayores dependientes, consecuencia irrefutable del avance del deterioro social.

El asombro entre los sanitarios surge porque no se trata de indigentes o vagabundos sin acceso a una mínima higiene y a unos cuidados básicos, sino que son personas de un estatus medio, supuestamente cuidadas y atendidas.

Cuando los gusanos crecen en una herida es que se han abandonado y con mucho los cuidados más mínimos. «El enfermo desprendía un olor tan repulsivo que tuvieron que quemar alcohol en la sala donde había estado porque no se podía soportar», declaró a Levante-EMV un cirujano.

Empleados de al menos dos hospitales de la ciudad de Valencia confirmaron a este periódico que en los últimos meses sí han atendido a personas con este tipo de heridas. En algunos casos, el afectado rechazaba la escasa atención sanitaria que recibía del exterior, los hijos carecían de tiempo para cuidarlos y dedicarles la atención necesaria, las esposas que eran tan mayores como ellos carecían de ánimo y fuerza para curarlos y la higiene brillaba por su ausencia. ¿Resultado? Una ulceración progresiva de la carne infectada que termina criando larvas y finalmente gusanos.

«Lo que vemos es el resultado del deterioro social que hay en la calle; los mayores se vuelven testarudos y cuesta mucho convencerles para que se dejen cuidar, para asearlos adecuadamente, los hijos no pueden descuidar su trabajo por miedo a perder el empleo y la asistencia sanitaria que recibe en el domicilio se limita a los avisos de urgencia del centro de salud por lo que la situación tiene todos los elementos para una herida ulcerada se afee», detalla un supervisor de urgencias.

Ni frecuentes ni extraños
Otro facultativo relata la historia de un paciente con una adenopatía (problema de los ganglios linfáticos) ulcerada que también acabó con gusanos al negarse el enfermo a recibir asistencia. «La hija le hacía fotos periódicamente para mostrar la progresión de la herida a los médicos porque el paciente era muy remiso a acudir al hospital». «No es la primera vez que llegan este tipo de casos, no es frecuente, pero tampoco es extraño», precisó.

El grueso de pacientes que se atiende en las puertas de urgencias son personas de de 70 a 95 años, con un promedio de edad de 85. El mismo médico reconoció que este grupo de enfermos dependientes y asistidos, en su mayoría, cada vez acude en peor estado: con úlceras de decúbito, úlceras sacras y hasta con gangrena que acabará con la amputación de la extremidad para evitar que la infección se extienda al resto del cuerpo.

El facultativo explica que para que una herida se convierta en un nicho de gusanos requiere de una larga evolución y mucha falta de higiene. «Además, —agrega— el tratamiento es fácil, solo hay que limpiarla con agua y jabón y ya está». En el hospital General también atienden a pacientes mayores con grave deterioro. «Aunque no es lo habitual, llegan casos de úlceras de apoyo en mayores a las que no se les ha meneado en una semana, también hemos visto situaciones de abandono que existen desde siempre y muchas personas con problemas graves de higiene.

Un enfermero de otro centro hospitalario de la ciudad de Valencia coincide con este médico al señalar que los ancianos más deteriorados proceden de residencias privadas, «una circunstancia» que el sanitario asocia a los recortes e impagos de la ley de dependencia.

Por otro lado, este sanitario ha observado que los malos tiempos para la economía han reducido de forma especular los casos de alcoholismo que se veían a diario en el hospital. «Venían ‘cocidos’ y hechos polvo, la mayoría era de los países del Este, con una media de edad de 30 años, agresivos y a veces con situaciones de violencia doméstica, pero ahora apenas tenemos, ha descendido muchísimo el número de personas con alcoholismo y no sabemos si es porque han regresado a sus países por falta de trabajo o porque no tienen dinero ni para comprar alcohol».

Sin embargo todavía ven algunos casos. «Esta semana llegó uno de 45 años que se meó en la silla y dejó un reguero por toda la sala de espera que no se pudo limpiar hasta dos horas más tarde porque por la noche solo hay dos limpiadoras en un hospital como el Clínico, con más de 600 camas», informó. El otro grupo que sigue llegando a urgencias con problemas de alcohol es el de los jóvenes del botellón, «sobre todo las noches del viernes y del sábado, muchos de ellos acaban en una camilla con hidratación hasta que se les pasa la mona».

Centros de caridad
Desolador fue el caso de un hombre de mediana edad y bien vestido, quien al ser preguntado hace unos días en la ventanilla de triaje de urgencias del hospital General qué le pasaba respondió: «Nada, que llevo cuatro días sin comer».

Más desesperanzador aún fue el comentario que realizó el administrativo que le cogió los datos: «Pues no lo vaya diciendo por ahí que, como se enteren, la cola dará la vuelta a la manzana». Este es uno de los grandes temores que inquieta a las personas que están al frente de urgencias que temen que después de Navidad este servicio de acceso al sistema sanitario abierto y sin cita previa los siete días de la semana se convierta en un centro más de caridad.

«Me preocupa que empiecen a aparecer más personas con problemas sociales que viven angustiadas porque muchas instituciones ya no las admiten», declaró un profesional que reconoció que entre los trabajadores ya existe «preocupación e incertidumbre» porque no pueden intuir lo que va a pasar en los próximos meses, «y por eso no podemos bajar la guardia».

Extraído de:

La OTAN confiesa: en Afganistán había petróleo

sábado, 5 de enero de 2013

4-1-13: Fernando Martín Pescador, narrador




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 Entrevistamos a Fernando Martín Pescador, escritor y amigo que nació en Zaragoza en 1968. Lice nciado en Filología Inglesa por la Universidad de Zaragoza. Fundó el grupo literario Drume negrita, en el que publicaron sus primeros libros algunos nuevos escritores aragoneses como Miguel Ángel Ordovás, Luis Carlos Marco o Carlos Diest.

 Como periodista ha colaborado en el programa de Televisión Española “La mandrágora” como redactor y en el diario “Heraldo de Aragón”. 

 Ha sido profesor en Oakland (California) durante varios años, experiencia que le inspiró su primera obra “Hamburguesas” (2004), en la que analiza por dentro el sistema educativo estadounidense; “Carabinieri” es su segunda novela publicada.

viernes, 4 de enero de 2013

La doctrina del shock


Augusto Klappenbach
Escritor y filósofo

Naomi Klein ha desarrollado lo que ella llama “la doctrina del shock”: la historia muestra muchos ejemplos de países en los cuales las políticas neoliberales de la escuela de Chicago dirigida entonces por Milton Friedman, que no hubieran sido aceptadas en tiempos normales, se impusieron aprovechando la confusión y el desconcierto que provocaron en la población acontecimientos traumáticos o catástrofes naturales. Friedman propone claramente esta estrategia en su libro Capitalism and freedom: “solo una crisis —real o percibida— da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente.  Creo que esa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”. Traducido: es necesario aprovechar las crisis para imponer nuestras ideas —las que “flotan en el ambiente”— que no serían aceptadas democráticamente en tiempos normales.

Los casos de Chile y Argentina son paradigmáticos: fueron necesarios golpes militares especialmente crueles y una cultura del miedo para que los ciudadanos aceptaran sin oposición una reconversión de su economía regida por los nuevos dogmas económicos. Pero también catástrofes naturales como el tsunami del sudeste asiático o el huracán Katrina de Nueva Orleans constituyeron la ocasión para que importantes empresas privadas aprovecharan el vacío que provocaron esos desastres para avanzar en la privatización de la economía. El triunfo de Margaret Thatcher en la guerra de las Malvinas le permitió remontar una popularidad gravemente amenazada y profundizar sus medidas privatizadoras. Por no hablar de la guerra de Irak, durante la cual se llegaron a contratar empresas privadas para que controlaran a otras empresas privadas que gestionaban la ocupación militar.

Afortunadamente en el caso de España no hemos tenido que sufrir golpes militares, tsunamis, huracanes ni guerras. Pero el impacto que ha provocado la crisis en la psicología social de nuestro país ha originado un vacío y una confusión que pueden ser aprovechados para dar un paso más en la privatización de muchos servicios públicos hasta ahora en manos del Estado, adelgazando nuestro precario estado de bienestar. En una situación de inseguridad y caos es mucho más fácil imponer soluciones poco consensuadas por la población que en épocas de prosperidad. El miedo, que es un componente importante de la crisis, suele tener como consecuencia el seguimiento incondicional a quien prometa eliminar su causa o bien reacciones histéricas igualmente improductivas. Y así como en estas situaciones de crisis hay que temer la irrupción de demagogos y dictadores de todo tipo —al estilo de Hitler en la Alemania de los años treinta— también resulta preocupante el poder creciente de grupos de correctos financieros vestidos de negro y civilizados empresarios que llevan años esperando su oportunidad. Como dice N. Klein, se trata de “esperar a que se produzca una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes privados mientras los ciudadanos aun se recuperan del trauma, para rápidamente lograr que las ´reformas´ sean permanentes”.

Desde el gobierno se suele transmitir el mensaje de que los recortes a este modesto “estado de bienestar” son temporales y se eliminarán una vez superada la crisis. Pero hay motivos para dudarlo: al rebufo de la crisis financiera se están tomando medidas cuya orientación  poco o nada tiene que ver con disposiciones  coyunturales y transitorias dirigidas a disminuir el déficit público. Mientras las especulaciones financieras siguen sin pagar impuestos y los paraísos fiscales campando por sus respetos, la reforma laboral recorta derechos que los trabajadores consiguieron después de muchos años de lucha, la subida de impuestos y la inspección fiscal  recae casi exclusivamente en los sectores populares y apenas roza a las grandes fortunas, la sanidad y otros servicios públicos se privatizan progresivamente, la educación dificulta cada vez más el acceso de los estudiantes con menos recursos, la reforma de la jubilación prevé medidas para el año 2020, aunque ningún economista sea capaz de anticipar el estado de las finanzas públicas para entonces y la desigualdad no cesa de aumentar. ¿Alguien piensa que estas medidas van a desaparecer cuando se logre reducir el déficit? De hecho, nuestro Ministro de Economía ya se adelantó a la posibilidad del fracaso de los servicios públicos cuando afirmó que si la crisis dura mucho tiempo será imposible financiar las prestaciones sociales. Aunque, por lo visto, será posible seguir financiando una administración pública abundante en gastos inútiles, desde organismos innecesarios hasta legiones de asesores sin funciones específicas que se trasladan en coches oficiales.

No se trata de postular teorías conspirativas. Probablemente muchos de los principales responsables de esta situación no previeron a tan largo plazo las ventajas que les ofrecería su irresponsabilidad, su incompetencia y su falta de escrúpulos. Pero de hecho la gestión actual de la crisis ha convertido a sus culpables en sus principales beneficiarios: son los únicos a quienes se “rescata” y quienes pueden reeditar sus especulaciones en la seguridad de que el Estado acabará saliendo en su ayuda. El único aspecto positivo de esta crisis es la creciente movilización popular que en buena parte es el resultado del tan denostado 15M que, más allá de las incoherencias y contradicciones inevitables en un movimiento plural y asambleario, ha generado un aporte pedagógico que se ha concretado en causas tales como la defensa de la vivienda, la sanidad y la enseñanza, Y resulta casi sorprendente que algunas de estas movilizaciones hayan obtenido resultados concretos, aunque parciales: se han evitado cientos de desahucios, algún hospital se ha salvado de ser desmantelado, algunas leyes se han detenido al menos por el momento. Tal vez estas movilizaciones no sean suficientes para recuperar el control democrático de los asuntos públicos, pero no cabe duda de que son indispensables.


Para saber más sobre esto recomiendo el programa que hicimos sobre ese mismo tema:


14-1-11: El miedo como arma política, con Guillermo Fouce