sábado, 21 de julio de 2012

Juan Castromil: "Me he sentido como un delincuente"


Juan Castromil: "Me he sentido como un delincuente"


El periodista relata los detalles de sus casi 40 horas de detención tras los incidentes que siguieron a la gran manifestación del 19-J en Madrid.

Ha sido puesto en libertad provisional sin fianza este sábado.

Castromil interpondrá una denuncia contra la policía por agresión.

Le acusan de lanzar botellas y piedras y de derribar vallas.

El bombero detenido tuvo que dar instrucciones a los antidisturbios cuando otro arrestado empezó a convulsionar.


VIRGINIA PÉREZ 21.07.2012
"Me ha sorprendido comprobar que en este país, en el año 2012, aún ocurren cosas más propias de naciones tercermundistas". Es la primera valoración del periodista y colaborador de 20minutos.es Juan Castromil (@castromil) tras casi cuarenta horas detenido y cargos en su contra por alteración del orden público (lanzamiento de botellas, piedras y derribo de vallas). Él niega categóricamente estos hechos y va a interponer una denuncia contra la policía por agresión, algo que ya ha transmitido al juez ante el que ha comparecido este sábado.

Aún con la imagen de los calabozos de plaza de Castilla en su retina, y tras una ducha y un poco de descanso, Castromil relata con buen humor lo ocurrido desde el jueves, tras la multitudinaria manifestación que tuvo lugar en Madrid en protesta por los recortes del Gobierno de Rajoy.

Todo comenzó cuando el periodista se interpuso entre una porra de un antidisturbios y su compañera de andanzas blogueras en Clipset, Carolina Denia (@carolinad). Ocurría sobre las 22.50 h en la calle Ventura de la Vega, una de las aledañas al Congreso, apenas minutos después de que la policía cargara en el carrera de San Jerónimo tras el derribo por parte de varias personas de las vallas con las que últimamente está blindado el Congreso de los Diputados.

Aunque el grueso de los centenares de manifestantes que protestaban ante el Congreso salió en desbandada por la carrera de San Jerónimo, un grupo organizó una barricada en Ventura de la Vega, calle por la que en ese momento caminaban Castromil y Denia. Él recibió varios porrazos en las piernas mientras intentaba alejarse de la zona del conflicto; ella, al defenderlo, también fue golpeada en una mano y una pierna. Cuando iba a recibir el tercer golpe, él se interpuso entre el policía y Denia, y fue detenido. Tres antidisturbios lo 'redujeron'.

Esposados y de rodillas

"Me esposaron y me trasladaron a la zona de seguridad [justo frente al congreso, en la zona acordonada: entre Carrera de San Jerónimo y el parking de Las Cortes, junto a Neptuno]", relata Castromil. En ese momento, junto a él solo había otro arrestado. Ambos, esposados con las manos a la espalda, y de rodillas ante una lechera con el motor en marcha. Aún tendrían que llegar otros 13.

Y empezó el goteo. El tercer detenido en ser llevado a la zona de seguridad fue el bombero M. P. Este, esposado, recibía golpes mientras era trasladado. Al llegar junto al resto, fue tumbado en el suelo boca abajo a unos metros de Castromil. Sobre su espalda se subió un policía que permaneció allí hasta que lo subieron al furgón policial, antes que al resto.

Mientras, llegaba a la zona otro arrestado, un funcionario en este caso, que presentaba un gran corte en la nariz. "Sangraba profusamente, la nariz estaba aparentemente rota", explica Castromil. A este lo colocan de rodillas, junto al resto, pero cerca del tubo de escape del furgón. "No tenía buen aspecto, estaba desencajado y al rato empezó a convulsionar, pero los policías no reaccionaban". Solo lo hicieron pasados unos minutos y a instancias del bombero esposado que, según Castromil, tuvo que darles instrucciones para colocarlo en una posición de seguridad (tumbado y de lado). Finalmente, el funcionario fue trasladado a los servicios sanitarios. Más tarde se reencontraría con el resto en los calabozos de la comisaría de Moratalaz, ya en buen estado.

Golpes con los cascos

Hacia la medianoche del jueves, todos los detenidos fueron introducidos en dos furgones, "tipo tanqueta, con un calor asfixiante y sin apenas conductos de ventilación", en los que estuvieron encerrados al menos 20 minutos a oscuras y que posteriormente los trasladó a Moratalaz. "Parecía una sauna", bromea el periodista.

Pero antes tuvieron que ver cómo, aún en la zona de seguridad, algunos de los antidisturbios pisaban contra el suelo las esposas a los arrestados o les golpeaban con sus cascos. "Los había que disfrutaban con lo que hacían y otros que simplemente hacían su trabajo", explica Castromil, que relata cómo uno de estos últimos le acabó cambiando las esposas por una cinta de detención, más cómoda. Ninguno de ellos llevaba sus números de identificación visibles.

Llegaron a Moratalaz sobre la una de la madrugada del viernes. El periodista relata que se "iba fijando en todos los relojes que veía para no perder la noción del tiempo". Ya en la comisaría les tocó ponerse de cara a la pared, de pie, durante tres horas, en las que no pudieron beber agua ni hablar entre ellos.

Es el periodo de tiempo en el que los miembros de la UIP (Unidades de Intervención Policial) —los antidisturbios— que han llevado a cabo las detenciones rellenan los formularios y presentan las acusaciones contra los quince detenidos (uno de ellos, menor de edad, fue trasladado a otras dependencias).

Atentado contra la autoridad

Castromil y los otros trece supieron de qué se les acusaban entre las 14 h y las 16 h del viernes y ya en presencia de los abogados de oficio: atentado contra la autoridad y alteración del orden público. Sin más detalles. Previamente, el periodista había solicitado la asistencia de los servicios sanitarios para obtener un parte de lesiones por contusiones y abrasión por rozamiento, herida esta última que se produjo cuando lo redujeron sujetándolo en el suelo y que es aún visible en su rostro.

Es muy triste ver cómo se trata a la gente en estas situaciones, sean o no delincuentes Horas antes, a las 7.00 h los trece detenidos habían sido trasladados a dos calabozos de Moratalaz ("de dos por tres metros cada uno, aproximadamente", detalla Castromil), y ahí comenzó un peregrinaje que los llevó por cinco calabozos distintos en dicha comisaría y por otros cuatro, ya en los juzgados de plaza de Castilla, adonde fueron trasladados a las 8.00 h de este sábado para comparecer ante el juez al mediodía y salir finalmente en libertad, aunque con cargos.

"Me he sentido como un delincuente. Es muy triste ver cómo se trata a la gente en estas situaciones, sean o no delincuentes", dice el periodista, que cree que podían haber salido antes en libertad si no hubiera sido por ciertas "decisiones políticas".

Abrumado por la solidaridad expresada a través de las redes sociales (en Twitter el hashtag #freecastromil llegó a ser trending topic) —"no podía imaginar una reacción así, estábamos totalmente incomunicados"—, Castromil asegura que "querían desanimarnos, pero hemos salido más animados aún: algunos de los detenidos tenían intención de asistir esta tarde a la manifestación de los desempleados".

Sobre el 'blindaje' del Congreso, cree que es una "atrocidad que no dejen llegar al pueblo donde reside su soberanía" y piensa que hay una "causa común" que merece la pena reivindicar: "La recuperación de la democracia".

Mientras asimila lo ocurrido, ha empezado a revisar el material gráfico que tomó con su iPhone —recuperado sano y salvo—. Será difícil que olvide lo ocurrido: un juicio volverá a recordárselo, probablemente en septiembre.

miércoles, 11 de julio de 2012

Goldman Sachs acumula carbón colombiano en Asturias


La operación especulativa del grupo de banca de inversión pasa por vender miles de toneladas en el mercado de futuros para obtener un beneficio astronómico

El grupo Goldman Sachs (uno de los principales nombres del mundo en la banca de inversión y valores, eso que se llama los mercados) almacena en el puerto asturiano de El Musel, situado en Gijón, centenares de miles de toneladas de carbón colombiano pagado al contado y que pretende vender en el mercado de futuros, una operación especulativa con la que espera obtener un beneficio astronómico.

A día de ayer, el carbón se pagaba en Europa a 89,40 dólares por tonelada; mientras que los futuros sobre el mineral eran estos: 90, a un mes; 90,25, a dos meses; 91,85, para el último trimestre; y 97 dólares por tonelada a un año. Es evidente que los mercados prevén una tendencia alcista (también en EEUU), por lo que la empresa neoyorquina se asegura un buen negocio con sus reservas en Gijón. Especialmente porque el precio en América es mucho más barato: 61,35 dólares por tonelada ahora y 72,6 a un año.

El diario asturiano La Nueva España desveló hace días una operación cerrada por la dirección del puerto, que consiste en hacer acopio de mineral en los diques gijoneses. Según el periódico, ya se han descargado 156.300 toneladas llegadas a Gijón desde Puerto Bolívar en el buque Rugia y se espera la llegada de otro flete similar. Incluso, están sobre la mesa otros dos envíos de carbón que elevarían a 600.000 toneladas el material total almacenado al final en tierras gijonesas.

Pero esta segunda remesa debe ser autorizada por el equipo directivo del puerto y ahí ha surgido una complicación, ya que tanto la Presidencia como el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria han sido renovados tras la victoria del PSOE en las elecciones autonómicas del pasado mes de marzo. "No puedo apoyar una operación especulativa como ésta cuando mis paisanos están haciendo a pie 400 kilómetros para luchar por un sector del que depende mi tierra", dice a Público.es un consejero del puerto nacido en Langreo, en la cuenca del Nalón.

El equipo nombrado por el conservador Francisco Álvarez-Cascos negoció el almacenamiento del carbón colombiano y dejó en el aire la segunda mitad de la operación, que ahora debe ser confirmada por el equipo del socialista Javier Fernández. Autorizar una operación como ésta crea serios problemas a los consejeros representantes del Principado, más cercanos ideológicamente a los sindicalistas de UGT y CCOO que han organizado la marcha minera a Madrid.

Un secreto a voces

La convivencia de carbón importado con mineral autóctono es habitual en Asturias (y en todas las zonas mineras de España, de hecho) y está detrás de un fraude que es la bestia negra de muchos de sus habitantes. Se trata de que las extractoras hacen pasar por carbón nacional (que las térmicas deben pagar a un precio fijado por ley con criterios políticos, para ayudar a sostener las comarcas que dependen de la actividad minera) material adquirido a bajo coste en el mercado internacional.

En los años noventa, una tonelada de carbón español se pagaba hasta tres veces más caro de lo que costaba comprarlo fuera y ponerlo en Asturias (incluidos, el flete, la descarga, el almacenamiento y todos los demás gastos), lo que convertía la operación en un negocio redondo... Negocio redondo e ilegal, por lo que es imposible calcular cuántas toneladas se introdujeron ilícitamente en ese mercado. Baste con saber que el carbón se negocia en centenares de miles de toneladas y que estas operaciones fueron durante mucho tiempo un secreto a voces en el sector. "El carbón sigue siendo un buen negocio", afirma un exdirector general de Minas del Gobierno Autonómico.

Pero de ese fraude hay que hablar en pasado porque la reducción de las plantillas en la minería del carbón y otras medidas de rebaja de gastos han situado el precio del carbón español a un nivel en que el fraude ya no es tan rentable; máxime desde que aumentó la vigilancia para evitar el delito, un éxito que está en el haber de los poderosos sindicatos mineros SOMA (una federación de UGT) y CCOO. En el debe, las centrales tienen su férreo control de la política asturiana, su gestión caprichosa de las subvenciones estatales y europeas y algunos episodios oscuros de sus dirigentes (enriquecidos escandalosamente a la sombra de la lucha obrera).

El magnate español de las minas
La otra cara de esa moneda del ingente caudal de dinero que se mueve en la minería del carbón está en el empresariado. Y en este sentido hay que citar dos nombres: la sociedad anónima Hulleras del Norte (Hunosa, de capital público) y el ingeniero Victorino Alonso, presidente de la patronal Carbounión y propietario de la mayoría de las minas de España.

¿Cómo puede un solo señor de 59 años acumular tanto dinero como para ser, de lejos, el primer empresario de carbón del país cuando era insolvente hace tres décadas? Es una pregunta que nadie sabe responder. Ni siquiera la Justicia, que le ha investigado varias veces en las instancias más altas del país y de su tierra (incluidos, el Tribunal Superior de Castilla y León -Alonso es leonés- y el Tribunal Supremo).

El caso es que Victorino Alonso es propietario de una telaraña de empresas -los jueces han conseguido acreditar catorce, pero seguro que son más- entre las que figuran Unión Minera del Norte (UMINSA) y Coto Minero Cantábrico, las dos primeras compañías españolas del sector. Alonso tiene dos líneas argumentales que esgrime continuamente: por una parte, responde que no sabe cuando se le pregunta de dónde procede su dinero (y lo hace incluso en los tribunales) y retiene la nómina de sus trabajadores cuando el Estado le retrasa las ayudas que percibe.

Así las cosas, en la protesta minera que hoy llega a Madrid se juega con el futuro de mucha gente: miles de mineros; centenares de miles de habitantes de las comarcas carboneras de Asturias, León, Palencia, Teruel, etcétera; decenas de miles de comerciantes cuyas ventas caerían a cero si se elimina el sector... y un ingeniero leonés llamado Victorino Alonso, al que jamás se le ha visto con una pancarta.

Un conocido analista político asturiano resume así la situación: "A día de hoy, los mineros ya han perdido su salario y puede que, en unos meses, no tengan empleo; pero habrá quien siga ganando dinero con el carbón que extrajeron ellos".


Extraído de:

¡Campeones, campeones, oé, oé oé!

"Esta sí que es nuestra selección"




http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/11/madrid/1341970710_615240.html

Demócratas de toda la vida (PP=fascistas)



http://www.publico.es/espana/439533/la-policia-disuelve-la-marcha-minera-a-golpe-de-porra

Tener y merecer


martes, 3 de julio de 2012

Ana María Moix: "La cultura se ha bajado los pantalones ante el dinero"



Ana María Moix denuncia que los financieros han desplazado a los editores y directores artísticos


La escritora Ana María Moix cree que el mundo de la cultura está en crisis desde hace treinta años porque "se ha bajado los pantalones" ante el mundo del dinero y el que manda es "el señor de la calculadora", mientras al intelectual se le ha "tapado la boca" con cifras de ventas y subvenciones. "Ahora toda la culpa la tiene la crisis económica, que, sí, es brutal, pero la crisis del mundo cultural viene precisamente de la época de la abundancia", ha opinado hoy esta ensayista, narradora, traductora, poeta y editora en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde dirige el taller Detrás del telón.

El intelectual se ha devaluado porque le han "tapado la boca" con ventas y subvenciones 

Moix recorrerá su obra junto a sus alumnos pero, como cree que los escritores "son muy pesados hablando de sus textos", ha preferido recurrir a otros para explicarla, a aquellos que han marcado su escritura y su forma de concebir la literatura y la vida. Las influencias van desde Katherine Mansfield o Carson MacCullers, que ha elegido por sus cuentos, a la poeta argentina Alejandra Pizarnik, pasando por los intelectuales de la gauche divine de la Barcelona de los setenta.

Moix les hablará del editor Carlos Barral, quien precisamente ya advirtió en el último volumen de sus memorias del cambio que se estaba avecinando. "Si resucitara y se encontrará con que en el consejo de administración de su editorial estaban sentados gerentes y banqueros y ningún escritor, no digo que se hubiera suicidado pero hubiera gritado, se hubiera desesperado", ha afirmado.


"El señor de la calculadora"

Un consejo ocupado por señores con traje oscuro y corbata, calculadora en mano y un lenguaje completamente distinto, ha relatado. "Ese señor de la calculadora es el que hoy manda en las editoriales, en los museos, en las salas de exposiciones, en todo el mundo de la cultura. El responsable ya no es un editor ni un director artístico, es un financiero", ha afirmado. Para Moix, ese "lamentable estado de cosas" que se impuso ya en los ochenta ha sido "nefasto" para el mundo de la cultura, que "se ha bajado los pantalones ante el mundo del dinero".

A su juicio, hace tiempo que se tenía que haber reaccionado ante ese panorama pero lo que ha sucedido es que a "la gente con más voz le ha ido bien". "Ahora cuando les empiece a ir al mal, supongo que pasará algo", ha aventurado. Cree que el papel del intelectual se ha devaluado porque se le ha "tapado la boca" con cifras de ventas y con subvenciones aunque considera que "afortunadamente" hay excepciones. No obstante ha apostillado que "José Luis Sampedros, hay muy pocos".