lunes, 21 de enero de 2008

Maestros de la República: Balbina Gayo y Ceferino Farfante (Cangas del Narcea, Asturias)



Hilda ha sido muy guapa, es muy guapa todavía. Y no parece que a estas alturas de la vida le tenga miedo a nada. Durante muchos años ha sido capaz de guardar en su memoria la imagen de sus padres, tierna de cuando las fotos de recién casados (...). Con cinco años fue capaz de huir, con sus dos hermanas, que tenían tres y seis, monte a través, encaramadas en unos mulos y en plena noche, protegidas por un anciano indefenso que era su abuelo. Fue capaz de tragarse la muerte de sus padres, de regresar al pueblo y vivir señalada como la niña de los rojos (...). Fue capaz Hilda de hacerse maestra, de ocultar su identidad y su alma en las escuelas del franquismo, de cantar el "Cara al sol" para sobrevivir... Y también fue capaz de enamorarse y parir. Incluso ha sido capaz de ser feliz.

Hilda habla del silencio que se vivió en el franquismo:

"Cuando yo conocí a Covadonga, maestra como yo, estuvimos un año y medio trabajando puerta con puerta, saliendo a los recreos, hablando de los niños, de comidas, de lecciones, de lo que fuera, y jamas dijimos una palabra, y teníamos entre las dos cinco muertos encima, ella tres y yo dos."

(...)
"Recuerdo una experiencia muy chocante: yo siempre firmaba las notas con mi nombre y mi apellido (...) y un día vino un señor, que era abuelo de una de las niñas, y me dijo: «(...) ¿No será usted hija de Ceferino Farfante y de Balbina Gayo?» Pero yo no quería hablar, me daba reparo... ¡Lo que yo daría ahora por hablar con aquel señor, y que me contara!... Pero qué cáncer tenía ahí dentro que me habían metido, que no era capaz de ninguna manera de sacarlo?... ¿Cómo pude yo no hablar con ese señor y preguntarle de qué conocía a mis padres?... Sólo lloraba y él también lloraba y me dijo: «¡Cómo me alegro de que esté mi nieta con usted, no se puede imaginar cómo me alegro de saber que está en sus manos...!». Y yo no sabía quién era aquel señor ni nada."

(Extraído de: "Maestros de la República", de María Antonia Iglesias (Ed. La Esfera de los Libros).)

Los padres de Berta, Hilda y Noemi fueron maestros, republicanos, y asesinados en septiembre de 1936 en Cangas del Narcea.

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