Vamos a resumir (y a simplificar) el proceso de las privatizaciones.
1. En este país había empresas públicas.
2. Los gobiernos de Felipe González y José María Aznar (este último con especial encono) las privatizaron en su mayoría.
3. Algunos (casualmente los que más dinero tenían; a nadie se le ocurrió repartirlas entre sus antiguos propietarios, los españoles) las pudieron comprar y se las quedaron.
4. La gente se queja de los nuevos precios y subidas de la energía (la electricidad, por ejemplo).
5. En el caso de las empresas eléctricas (Endesa, Iberdrola, etc) se da la circunstancia de que controlan y gestionan las centrales nucleares. Como su objetivo no es otro que ganar dinero, la prioridad será la rentabilidad antes que la seguridad.
6. En el contexto del libre mercado (¡Alabado sea el nuevo Dios!), empresas extranjeras compran empresas españolas. Otro ejemplo sería el frustrado desembarco de la rusa Lukoil en Repsol (gestionado por José María Aznar con la ayuda de un tal Juan Carlos de Borbón).
7. Esas empresas extranjeras, además de buscar el beneficio económico, pueden estar participadas o ser propiedad (Enel) o controladas (Lukoil) por el Estado de su país de origen; por ejemplo Enel (reciente compradora de Endesa, de la que ya posee el 92%) es propiedad del estado italiano, o sea, una empresa pública italiana.
8. Un estado extranjero (gobernado por políticos muy discutibles, cercanos al fascismo, y presuntamente por la mafia) hoy en día es dueño de una empresa estratégica para el bienestar, la estabilidad y la seguridad de los españoles, incluyendo en esa seguridad la nuclear.
¿Nos quejaremos cuando ocurran los accidentes nucleares o también nos quedaremos calladitos como ahora?
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