Según María Antonia Iglesias,
"Entraron como fieras los falangistas... Primero en la casa de Fuentesaúco, revolviéndolo todo, desbaratándolo todo. Luego entraron, a saco y a traición, en su vida, en la vida apacible de aquella familia de la que se llevaron, en un camión, tres vidas, y otras dos las dejaron medio muertas, pues Covadonga y su madre no olvidarían nunca aquellos días de oscuridad de la cárcel a la cual las llevaron los falangistas sin decirles por qué."
Dice la hija del maestro que "Mi madre desde ese momento dejó de ser persona, era un trapo".
Añade: "Aunque también pienso que, aparte de la envidia, lo que les molestaba a los falangistas de mi padre y de otros maestros es que llegaban a un pueblo y enseñaban a los chicos a leer, y a hacer cuentas, y a saber lo que ganas, a pensar... Y eso no les gustaba... Les gustaban los analfabetos, a los que podían engañar... Además, su forma de ser, de vivir... y que sabían muy bien que los niños seguían y querían al maestro, y eso es lo que les fastidiaba."
(Extraído de: "Maestros de la República", de María Antonia Iglesias, Ed. La Esfera de los Libros.)
Ver también:
http://fuentesauco.net/noticias2006.shtml
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