sábado, 2 de febrero de 2008

Maestros de la República: Bernardo Pérez Manteca (Fuentesaúco, Zamora)

Dice Luis Mateo Díez:

"Nada más terrible que el fusilamiento del maestro, esa muerte alevosa de quien entregó su vida a la enseñanza, a cultivar la inteligencia y el conocimiento de quienes en la infancia aspiran a la primera luz."
(...)
"Todo lo que rodea la figura del maestro fusilado de Fuentesaúco, lo que nos cuenta su hija Covadonga, sus alumnos, un cura del pueblo que le conoció, remite a la consideración habitual de la generosidad, la ejemplaridad y la dedicación. Un hombre bueno entregado a esparcir la sabiduría entre sus alumnos, un hombre de su tiempo determinado por el esfuerzo, las convicciones, el sentido de la vida, los afectos, el compromiso familiar y vecinal."



Según María Antonia Iglesias,
"Entraron como fieras los falangistas... Primero en la casa de Fuentesaúco, revolviéndolo todo, desbaratándolo todo. Luego entraron, a saco y a traición, en su vida, en la vida apacible de aquella familia de la que se llevaron, en un camión, tres vidas, y otras dos las dejaron medio muertas, pues Covadonga y su madre no olvidarían nunca aquellos días de oscuridad de la cárcel a la cual las llevaron los falangistas sin decirles por qué."

Dice la hija del maestro que "Mi madre desde ese momento dejó de ser persona, era un trapo".
Añade: "Aunque también pienso que, aparte de la envidia, lo que les molestaba a los falangistas de mi padre y de otros maestros es que llegaban a un pueblo y enseñaban a los chicos a leer, y a hacer cuentas, y a saber lo que ganas, a pensar... Y eso no les gustaba... Les gustaban los analfabetos, a los que podían engañar... Además, su forma de ser, de vivir... y que sabían muy bien que los niños seguían y querían al maestro, y eso es lo que les fastidiaba."

(Extraído de: "Maestros de la República", de María Antonia Iglesias, Ed. La Esfera de los Libros.)


Ver también:
http://fuentesauco.net/noticias2006.shtml

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